sep, 2016: Marla Jacarilla

  • Marla Jacarilla 24/25

    (2014, 15:34)

    Vídeo que intenta –de modo un tanto infructuoso– responder a las preguntas: “¿Qué es el cine?”, “¿Cómo hacer cine?”, “¿Para quién hacer cine?”.

  • Marla Jacarilla 26 variaciones sobre la ínfima posibilidad (De la serie: Anotaciones para una eiségesis)

    (2014, 15:51)

    A partir de una serie de anécdotas –reales o no– de la vida del compositor Johann Sebastian Bach, 26 variaciones sobre la ínfima posibilidad plantea una reflexión sobre conceptos como apropiación, copia, variación o plagio; mostrando la inevitabilidad de la falacia y la predisposición del ser humano a la estilización de los hechos.

  • Marla Jacarilla Aplicar estrategias ajedrecísticas en el campo del arte y esperar a ver qué pasa

    (2013, 14:38

    Vídeo que plantea algunas reflexiones en clave de humor sobre la eterna imposibilidad de profesionalización del artista emergente.

  • Marla Jacarilla Ausentario de imposibilidades

    (2011, 14:14)

    Aunque no lo pretendamos, las ausencias nos definen, son inherentes a nuestro ser.

    Capítulo 1: Ausencia de D narrada por A
    Capítulo 2: Ausencia de C narrada por D
    Capítulo 3: Ausencia de E narrada por C
    Capítulo 4: Ausencia de B narrada por E
    Capítulo 5: Ausencia de F narrada por B
    Capítulo 6: Ausencia de A narrada por F

  • Marla Jacarilla Tráiler de Manual de instrucciones para interpretar falsas novelas (De la serie: Anotaciones en torno a esa serie de características que debería tener –o no– la literatura del futuro)

    (2016, duración tráiler: 03:34; duración del vídeo: 85:00)

    El manual de instrucciones, según Manuel Vicent, es la literatura del futuro. La literatura del absurdo, según G.K. Chesterton, es la literatura del futuro. A partir de estas dos claves aparentemente inconexas y contradictorias, en Manual de instrucciones para interpretar falsas novelas, creo un irónico manual a modo de vídeo instructivo que sirva para interpretar la “falsa literatura”; en concreto, las Seis falsas novelas escritas por Ramón Gómez de la Serna entre 1923 y 1927.

Marla Jacarilla desarrolla su obra mediante técnicas como la escritura, la performance, el vídeo y las instalaciones. Busca continuamente nexos entre las artes visuales y la literatura para desplegar una narratividad fragmentada y salpicada de ficción que el espectador es invitado a recomponer.

Jacarilla ha obtenido diversas becas, como la de videoarte otorgada por la Fundación BBVA, la beca Fundación Guasch Coranty y la beca Bòlit Mentor. Premio a la mejor artista del proyecto Art Nou 2012. También ha sido artista residente en centros como La Escocesa, Fabra i Coats Fàbrica de Creació, el Centro de Producciones artísticas Hangar o Nauestruch, espacio para las prácticas performáticas.

Ha participado en numerosas exposiciones colectivas entre las que destacan: Especies de Espacios (MACBA, Barcelona, 2015), Retrato del artista adolescente (Bòlit, Centro de Arte Contemporáneo de Girona, 2014), Huidas. La ficción como rigor (Fabra i Coats Centre d’Art Contemporani, Barcelona, 2014), The Narrative Condition (Festival Art Souterrain, Montreal, 2013), Biennal d’Art Leandre Cristòfol (Centre d’Art la Panera, Lleida, 2013), Factotum (Fundació Tàpies, Barcelona, 2013), Disruptions (Galería Senda, Barcelona, 2012), Pogo (Arts Santa Mònica, Barcelona, 2012), Pas de deux (Private Space Gallery, Barcelona, 2012).

Sus exposiciones individuales más recientes han sido: Anotaciones para una eiségesis (Twin Gallery, Madrid, 2015; Centro de Arte de Alcobendas, 2016), Obras (in)completas (EspaiDos, Sala Muncunill, Terrassa, 2014), Intento frustrado de enumeración y explicación de todos aquellos elementos que resultan superfluos en la construcción de una catedral, (Capella de Sant Roc, Valls, 2013) y Acotaciones tras la cuarta pared (La Capella, Barcelona, 2013).

Es editora de la revista de crítica y análisis cinematográfico Contrapicado. Ha colaborado en publicaciones artísticas y cinematográficas como Paesaggio, A* Desk, El Rayo Verde, Apuntes cinematográficos, Cortosfera, Culturaca o Pliego Suelto, entre otras.

www.marlajacarilla.es

 

 

En una entrevista de hace unos años, Marla Jacarilla rescató el concepto de kippel a la hora de referirse a su trabajo. El kippel es un término usado por Philip K. Dick que designa aquellos objetos inútiles o caducos que, sin embargo, se reproducen continuamente en nuestras vidas por acumulación progresiva. El kippel se manifiesta a través de las silenciosas ruinas de nuestra cotidianidad. En el trabajo de Marla Jacarilla, el kippel es un detonador para otras historias posibles, una excusa para empezar a hablar desde otro lugar. También es una estrategia narrativa que nos acerca a los acontecimientos y circunstancias invisibles de esa historia oficial que prescinde de la subjetividad de sus protagonistas. En algunos casos, es la propia Marla quien traza una relación indirecta con ellos y supera el silencio autorreferencial de muchos artistas. Esto sucede con Joyce en La prima bastarda de Stephen Dedalus, gracias al efecto de verosimilitud que permite que incluso los relatos más improbables parezcan verídicos. Pero, del mismo modo que el efecto de verosimilitud hace posible lo imposible, también consigue instalar la duda o el escepticismo en aquella historia que se presenta como objetiva y, por tanto, incuestionablemente veraz. Las estrategias narrativas de la ficción no se diferencian mucho de las del ensayo. En última instancia es el lector -o ese espectador al que Marla interpela de manera directa y continuada- quien decide si firma o no ese acuerdo tácito sobre el que se asienta todo pacto ficcional. No solo podemos aceptar como real una historia que sabemos que no lo es, sino que además podemos emitir juicios sobre la veracidad o falsedad de sus enunciados ficcionales.

El trabajo de Marla también me lleva a la compleja -por inevitable- relación entre ficción y realidad. De nuevo, aparece Philip K. Dick; esta vez con su célebre frase “la realidad es lo que queda cuando dejas de creer en ella”. Puede que aquí la ficción funcione como antídoto, cuando “lo que queda” no resulta del todo satisfactorio. Normalmente se entiende la ficción como subalterna de la realidad; estableciendo que la primera está bajo las órdenes de la segunda, se desestima el alto grado de dependencia que tiene la realidad con la ficción. En el trabajo de Marla se da una inversión de estos roles asumidos; de este modo lo que se considera como real es lo que actúa bajo las órdenes de la ficción. Y así lo vemos en Anotaciones en torno a esa serie de características que debería tener –o no– la literatura del futuro y Anotaciones para una eiségesis, donde la ficción se une a la intrahistoria, esa cara oculta -subjetiva y personal- de la historia visible que corre permanentemente el peligro de desaparecer si nadie la rescata. De hecho, es gracias al encadenamiento continuo de anécdotas que la historia oficial se nos aparece en las obras de Marla Jacarilla. Son precisamente estas anécdotas las que nos hacen darnos cuenta de que, en el fondo, sabemos muy poco de los personajes célebres a los que leemos o citamos continuamente. Y de que, más allá de su imagen pública, padecen los mismos miedos, pasiones, encuentros y desencuentros que el resto de nosotros. Pero, como ella misma le confiesa a menudo al espectador -incluso en los títulos- todo podría ser una falacia con una intención muy clara: desvelar los mecanismos que se ocultan tras el “simple” hecho de contar una historia. Algo que ocurre, por ejemplo, cuando plantea otras alternativas para el desarrollo futuro de un acontecimiento pasado, generando un punto Jonbar desvinculado de su lugar de origen, la ciencia-ficción. O cuando hace dudar al narrador omnisciente -aquel actor narrativo, simbólicamente masculino, que todo lo sabe y todo lo ve- para, a su vez, hacernos dudar a nosotros y, sin embargo, desear con más fuerza que todo aquello que cuentan sus relatos haya sucedido tal y como ella lo narra. Porque, parafraseando una cita de Alfonso Paso sobre el teatro con la que Marla Jacarilla comienza su Breve historia subjetiva de la mentira y la representación I, podríamos también afirmar que “una obra de arte no es enteramente la verdad, o no es una obra de arte”.

Sonia Fernández Pan

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