David Ferrando Giraut
David Ferrando Giraut (Negreira, A Coruña, 1978) es graduado en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y MFA en Bellas Artes por el Goldsmiths College, Londres. En 2010 fue uno de los ocho videoartistas seleccionados para el LUX Associate Artists Programme de Londres. Sus trabajos se han exhibido tanto en el ámbito galerístico y museístico (The Green Parrot en Barcelona, Galería Bacelos en Madrid y Vigo, LABoral de Gijón, MARCO de Vigo, Tartu Kunstimuuseum en Estonia o ICA de Londres, entre otros) como en los circuitos cinematográficos (festival IndieLisboa o festival de Rotterdam).
Su trabajo, centrado principalmente en el vídeo, el sonido y la instalación, se encuentra en la intersección de varios hilos conceptuales, como son la hibridación de elementos naturales, tecnología y organización sociopolítica, y cómo ésta se ha gestionado a lo largo de la historia; las tensiones entre representación y realidad representada; la experiencia estética como herramienta cognitiva; un cuestionamiento del concepto moderno de temporalidad, y una búsqueda de continuidad, mediante nociones como transversalidad, reminiscencia proustiana, la ruina y el paralelismo entre esta y la grabación audiovisual.
Imágenes como ruinas, imágenes inorgánicas, imágenes inmóviles, imágenes congeladas, imágenes perpetuas e inmutables. Imágenes que son extirpadas del transcurso del tiempo, que son registradas por el hombre desde hace siglos y mediante innumerables técnicas; un comportamiento exclusiva e intrínsecamente humano. Todas ellas, eso sí, incapaces de captar la realidad en toda su complejidad. El ser humano se aferra con total convicción a dichas imágenes, convirtiéndolas en protagonistas indiscutibles de su vida y delegando en ellas una responsabilidad que nunca podrán cumplir. Porque dichas imágenes, al fin y al cabo, carecen de voluntad e intención per se; tan solo el ser humano que las interprete podrá insuflarles un hálito de vida, aunque sea únicamente durante un breve instante.
¿Cómo se conforma nuestro imaginario? ¿En qué se parece a nuestra existencia? ¿En qué difiere? ¿Podemos llegar a convertir la asimilación de referentes externos en un acto subversivo? David Ferrando Giraut propone un acercamiento a estas cuestiones en obras como Cry Wolf (2007) o Night of the Living Dead (2006), vídeos que de algún modo recalcan la influencia de todos aquellos referentes culturales originados en su mayoría por los mass media. La duda que surge al tomar conciencia de dicha influencia es: ¿Qué parte de responsabilidad corresponde a la imagen? ¿Y al autor de la misma? ¿Y al espectador? ¿Y las imágenes mentales? ¿Dónde las ubicamos? ¿Qué lugar ocupan en nuestras vidas? Si como afirma Rancière, “hacer una imagen es siempre al mismo tiempo decidir sobre la capacidad de los que la mirarán”, el resultado se convierte entonces (por suerte o por desgracia) en algo completamente impredecible.
Sobre estas contradicciones respecto a la imagen y su inherente incapacidad para representar fielmente un pasado ya desaparecido, reflexiona Loss (2011). La voz en off del propio autor nos habla sobre un pasado que no vivió y describe los objetos que trajeron sus padres de Venezuela en el año 1975 (cuando él todavía no había nacido): tocadiscos, vinilos, películas caseras, un proyector de Super-8. La narración nos remite de modo indirecto a la historia de Krapp, ese personaje de la obra de Samuel Beckett que explora incansablemente su pasado mediante una serie de cintas que va colocando en un viejo magnetófono. Un pasado que se le antoja ajeno, que recuerda poco y mal, que a ratos le disgusta. A medio camino entre el hastío y la melancolía. Y así, de este modo tan imperfecto, las imágenes ejercen de mediadoras entre nosotros y la realidad que vamos olvidando, o que ni siquiera conocemos.
La obra de David Ferrando Giraut recurre a la alegoría como método para especular sobre la relación existente entre la imagen y la propia realidad a la que representa. En 2nd Nature (2014), imágenes de un océano generado digitalmente y vasijas de diferentes épocas que aparecen progresivamente integradas en dicho océano, evidencian el contraste entre naturaleza y tecnología, reflexionando sobre el conocimiento a lo largo de la historia y la manera en que comprendemos la cultura. Por otro lado, en la también reciente Catoptrophilia (2013), son los minerales convenientemente manipulados por el hombre los que sirven para la obtención de una imagen, de un reflejo, de una máscara. Obsidiana pulida, cobre, bronce, plata, láminas de cristal con aluminio o mercurio en la parte trasera. Elementos capaces de devolvernos una imagen cada vez más exacta, pero nunca perfecta. La necesidad impulsiva y persistente de observar nuestro propio rostro, de convertirnos en efigie, de ejercer un poder conseguido de modo ilegítimo, de colonizar para marcar distancias. Actitudes que se mantienen a lo largo del tiempo y a pesar de las distancias. ¿Cuánto coltán se necesita para fabricar todos los teléfonos móviles que hay en el mundo? ¿Cuántas personas tienen que morir para conseguirlo?
Marla Jacarilla (artista visual y escritora)